Antiguamente en estos lavaderos del barrio de Horta, se lavaba la ropa de los pudientes de Barcelona por cuatro míseras monedas, donde las mujeres se destrozaban las manos con sosa y lejia para dar de comer algo a sus hijos. Quiero rendir mi homenaje a estas personas que ya no están en este mundo pero que forman parte de la historia de nuestra ciudad.
sábado, 26 de abril de 2008
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